Decidir si pagar en efectivo o con tarjeta se está convirtiendo en una pregunta cada vez más común cuando se paga por espacios de estacionamiento, viajes en transporte público, acceso a museos o compras en tiendas de valor medio. Una pregunta aparentemente simple que en realidad se esconde más de la confianza subconsciente en pagar digitalmente al inframundo de la tecnología. Sin embargo, los consumidores no siempre tienen la opción de elegir el método de pago, ya que la capacidad de pago en efectivo o con tarjeta suele ser determinada por el operador que presta los servicios.
Según el informe del 2020 de Global Mass Transit, las ciudades, y las empresas dentro de estas ciudades, se están moviendo cada vez más hacia los pagos digitales. Esto significa unirse a la industria de cobranza automatizada de tarifas y circuito abierto, y permitir que los clientes paguen con el método de pago que ya tienen en su bolsillo. Se prevé que para fines de 2025, el mercado global de cobro automatizado de tarifas tendrá un valor de más de £ 20 mil millones, una tasa de crecimiento anual compuesta de más del 10% desde 2019.
¿Qué es la cobranza automatizada de tarifas y la tecnología de circuito abierto?
La recaudación de tarifas ha evolucionado desde boletos en efectivo y en papel hasta fichas, tarjetas inteligentes, tarjetas bancarias y emisión de billetes basada en cuentas. El cobro automatizado de tarifas y la emisión de boletos han aportado considerables beneficios a los proveedores de servicios de transporte público y de la ciudad, así como a sus socios y comerciantes. A medida que la tecnología ha progresado, los sistemas de pago han evolucionado desde métodos de pago de circuito cerrado (como tarjetas de transporte independientes, tarjetas de fidelización y tarjetas de regalo) a la tecnología de pago de circuito abierto, donde un cliente puede pagar sin contacto con su propia tarjeta bancaria y recibir los mismos beneficios, como descuentos en viajes, puntos de fidelidad u otras ofertas.
Beneficios
La Tecnología de circuito abierto aporta muchos beneficios a los operadores de servicios, el gobierno y los usuarios finales. A continuación, analizamos qué hace que la tecnología de circuito abierto sea beneficiosa para los operadores, los consumidores y las empresas.
- Paga con cualquier tarjeta bancaria
La tecnología de circuito abierto permite a los ciudadanos utilizar tarjetas plásticas para pagar servicios o desplazamientos realizados en transporte público, lo que no solo simplifica el proceso de pago para los viajeros y la otra parte, sino que también mejora la velocidad de abordar el vehículo o pasar por un torniquete.
- Mejor seguridad
Con la digitalización del pago, se ha vuelto más fácil rastrear pagos fraudulentos o reclamos fraudulentos de compensación relacionados con el mal funcionamiento del sistema, retraso en el horario de ruta o servicio insatisfactorio. Además, la mayoría de las soluciones sin contacto de circuito abierto utilizan tecnología EMV, que mejora la seguridad de las transacciones para el usuario final.
- Una aplicación móvil en tu bolsillo
A veces es más conveniente pagar con un teléfono inteligente en lugar de buscar una tarjeta. Con la tecnología de circuito abierto, que permite el pago a través de diferentes dispositivos, es posible pagar a través de NFC, grabando, sin contacto, un móvil en el validador si la tarjeta de plástico está vinculada al dispositivo móvil. Esto acorta el tiempo de embarque y mejora la seguridad de los fondos del usuario final en caso de robo o fraude.
- Escalabilidad
La tecnología de circuito abierto permite que los operadores de servicios de transporte o los proveedores de servicios de la ciudad se integren con nuevos socios e inscriban clientes adicionales, ya que la tarjeta bancaria ya es un medio de pago generalizado y popular. Esto facilita el escalado en muchos niveles, desde rutas adicionales o la extensión de la flota hasta la expansión a nuevas ubicaciones o la creación de una plataforma de venta de boletos unificada para todo un país.
- Ahorro de costes tangible
La tecnología de circuito abierto permite el pago mediante NFC, tarjetas bancarias, billeteras digitales, códigos QR, RFID u otros dispositivos de tecnología moderna, cambiando la preferencia del consumidor hacia la economía sin efectivo, y los pagos sin contacto. Los propietarios de la tecnología ahorran en costos operativos, como contratar cajeros adicionales para manejar efectivo o comprar máquinas expendedoras de boletos para imprimir boletos en papel para los clientes.
- Más transparencia
La tecnología permite digitalizar todas las operaciones realizadas a través de medios sin contacto, lo que permite al proveedor de servicios y al usuario rastrear transacciones, cambios, saldos y tarifas. Para los usuarios, representa una mejora en la seguridad y transparencia de las transacciones, mientras que para los proveedores de servicios es un importante mecanismo de ahorro de costos, que les permite reducir los gastos de procesamiento de efectivo.
- Big data, mejores conocimientos
Por último, la tecnología de circuito abierto es un paso hacia el big data, donde todo y todos están interconectados en un único ecosistema unificado. En este escenario, los datos se intercambian entre los interesados y se analizan para personalizar y personalizar los productos para los consumidores, ya sea la modificación o segmentación de tarifas, los descuentos y ofertas u otros programas de beneficiarios.
¿Qué depara el futuro?
La introducción de pagos de circuito abierto se ha convertido en una opción atractiva para las ubicaciones que tienen como objetivo iniciar la transformación de ciudades inteligentes y resolver los problemas de pagos públicos. La Investigación y Mercados estima que el mercado de tarjetas prepagas de circuito abierto tendrá un valor de más de $ 400 mil millones para 2023 solo en los Estados Unidos. Cada quinta transacción con una tarjeta bancaria en el transporte público en todo el mundo ahora se realiza a través de la plataforma O-CITY. La tecnología sin contacto se está adoptando cada vez más ampliamente en ciudades y países que buscan modernizar su infraestructura de pago y pasar a una economía sin efectivo, haciéndolas más atractivas y competitivas, especialmente durante la pandemia Covid-19, cuando los pagos sin contacto se han convertido en un problema de salud pública.
